Sorreguieta
1)
SIGNIFICADO:
El apellido Sorhegieta, que pasó a ser Sorreguieta, después Sorriguieta
y actualmente Zorriqueta, en tan sólo doscientos
años, con lo que prácticamente no ha habido un abuelo que llevase el apellido
de sus nietos.
2) CASA SOLAR:
Nombre: Sorregieta Municipio: Elduain Territorio: Gipuzkoa
Descripción: Es un edificio de planta casi cuadrada, ligeramente más ancho que
profundo, con una organización estructural en tres crujías y una distribución
en altura consistente en planta baja, primera y bajocubierta
utilizable en la crujía central. Tipología e historia: Aunque tiene reputación de torre,
nunca lo ha sido, y sí un gran caserío o caserón de notable rural con claras
prestaciones agropecuarias. La caja básica del edificio es renacentista, de hacia
1540, y de esta época son tanto la bodega, como la base de los muros y los
accesos en arco de medio punto situados a diversas alturas. Fue reformado a
mitad del Siglo XVII por Juan de Sorreguieta
Yriarte, Rector de Elduain
("hallandosse la dicha cassa de muy antiguo edificio y amenaçando
ruyna, el dicho rector don Juan de Sorreguieta con el amor de hijo de ella y hermano legitimo
del dicho Martin, y con el desseo de su consservacion y aumento y con comunicación, permiso y veneplacito de los dichos Martin y su muger,
ha reedificado de nuebo desde los çimientos
la dicha casa.”). Sin embargo el resto del edifico es
fruto de una intervención barroca de la primera mitad del siglo XVIII,
que produce una estructura en jaula para una gran cubierta a cuatro vertientes,
y diferencia las distintas fachadas, manteniendo entramados en la delantera. Se
vuelve a intervenir hacia 1800, aunque a escala menor. (Alberto Santana).
3) LUGARES: Recorrido a través del tiempo
4)
ANTEPASADOS:
13 Generación:
Pedro Sorreguieta nació hacia
1563 en el Caserío Sorreguieta. Se casa con Catalina
Azcarraga (este apellido aparece en los primeros
tiempos como Cascarraga y en otros documentos es Arbide). Tuvieron 4 hijos. En 1592 figura como
representante de Elduain en el acuerdo entre este
pueblo y el de Berastegi para el aprovechamiento a
medias de la Ferrería de Olloquiegui. Murió el 23 de
Enero de 1622 y su mujer al dia siguiente… “y dejaron ambos
dos un buey para la Iglesia Parroquial de Elduayen y
se le hicieron los oficios de noveno día y cabo de año que se acostumbra hacer
a semejantes personas de sus calidades”.
12 Generación:
Miguel Sorreguieta Azcarraga se casa con Juana Yriarte.
Tuvieron 7 hijos:
11 Generación:
1623-03-26 |
||||
Martin
Sorreguieta Yriarte heredó la
Casa Solar de Sorreguieta (que había sido totalmente
restaurada por su hermano Juan, Rector de Elduian)
y junto con su mujer, Angela Echeberria Garaycoechea (hija de Martin Arano
de Echeberria y de Gracia de Garaycoechea:
"A 8 de
Mayo de 1623 se casaron martin arano
de Echeberria, vecino de la Villa de Elduayen y graciana de garaycoechea
y oyeron la misa nupcial, testigos domingo de garaycoechea,
pedro de garaycoechea y miguel de allanegui,
ministro don domingo de arecetegui"),
fundaron en 1687 Mayorazgo Perpetuo designando heredero a su hijo varón mayor
Pedro.
Mari Esteban
Sorreguieta Yriarte se casa en 1667 en Leaburu
con Juanes Loidi
Guilimodi (Leaburu
1637).
10 Generación:
Miguel
de Sorreguieta Echeverría (Elduain
1677) fue antepasado de La reina Máxima de los
Países Bajos. Además los abuelos paternos de su abuela materna, Maria Carmen Carricart
Cieza Rodriguez, procedían de Zuberoa
(Bernardo Carricart Aramburu, nacido en Mitikile-Larrori-Mendibile y Juana Etchart Hiriart).
No
aparece la partida de nacimiento de Baltasar Loidi Guilimodi Sorreguieta (Leaburu
hacia 1670), sexto abuelo de Silvestre Surebarria Goycoechea (Zubibarria
Garaicoechea).
5) RUTA GENEALOGICA:
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6) DOCUMENTOS:
Edad
Media SÍNTESIS DE LA HISTORIA DE GIPUZKOA: La parroquia y sus feligreses: En cada parroquia, al menos desde el
siglo XIII, se perfiló una comunidad de clérigos -el cabildo- presidida por el rector y los sacerdotes que
colaboraban con él en la cura de almas. Un sacristán prestaba su auxilio en el
culto y conservación de los ornamentos, mientras que los mayordomos o manobreros
-que solían ser también laicos- asumían la administración económica de la
parroquia. Era habitual asignar a muchos de estos clérigos una renta vitalicia
a la que se daba el nombre de beneficio,
extraído de los diezmos y ofrendas que percibía la parroquia. Como ocurría en
el conjunto de Castilla, los beneficiados guipuzcoanos, en principio, debían
ser patrimoniales, es decir, nacidos y feligreses bautizados en la parroquia en
la que servían o descendientes de hijos o nietos de feligreses. Es difícil
caracterizar a este clero como grupo social. Por un lado, goza de privilegios,
poder ideológico y capacidad de extraer renta; por otro, en sus jerarquías
inferiores, sus miembros proceden de los sectores populares de la sociedad, de
los que no se diferencian mucho en sus costumbres. La tendencia es la de
exigirles un comportamiento acorde a la doctrina que predican, lo que llevará a
la reglamentación de aspectos de su vida como la apariencia y el vestido,
lenguaje y diversiones. Especialmente vidrioso fue el problema de la barraganía o concubinato, es decir, de la convivencia de
clérigos con amantes o mancebas. En este punto, todavía a fines de la Edad
Media parece una costumbre muy arraigada entre numerosos clérigos, que, en la
práctica, a pesar de las normativas moralizadoras, goza de la comprensión de
muchos laicos convecinos. Un seguro para la salvación del alma:
cofradías y religiosidad popular. El cristianismo pretende disciplinar a la
población e influir en sus modos de vida, de acuerdo a una doctrina. El
resultado fue la generación de costumbres y rutinas en la sociedad. A través de
las instituciones religiosas y sobre todo, en la parroquia, la vida cotidiana
quedaba encuadrada en un calendario de inspiración religiosa que daba motivo
para numerosas festividades a lo largo del año. Podríamos tomar como ejemplo
las poblaciones del valle del Deba, donde el calendario de fiestas religiosas
quedó fijado por la autoridad diocesana de Calahorra en 1410 y 1480. Sumando
sólo las fechas fijas correspondientes a celebraciones del santoral, entre
generales y locales, resultaba más de medio centenar de días dedicados a
solemnidades devotas. A todo ello habría que añadir las fiestas derivadas del
ciclo litúrgico anual: dependiendo de la fecha del domingo de Pascua, se
determinaban las celebraciones del Miércoles de Ceniza, Jueves
y Viernes Santo, de la Ascensión y del Corpus Christi. Si, además, tenemos en
cuenta el preceptivo domingo, resultaría, incluso con los inevitables
solapamientos, que en torno a un 30% de los días del año debían dedicarse a las
solemnidades religiosas, excluyendo cualquier actividad laboral y, con
excepciones, el ejercicio del gobierno y de la administración. La constante
insistencia de las autoridades diocesanas y de los poderes locales en la
observancia de esta suspensión, indica bien a las claras una notable
reluctancia a su cumplimiento. Una parte
fundamental de la práctica religiosa se refiere a la muerte. Está presente
en la compleja ritualidad funeraria, que incluye misas de distintas categorías
-novenarios, trentenarios, aniversarios-, así como
ofrendas en las sepulturas. Del mismo modo, la preocupación por la salvación
del alma es elemento fundamental en los testamentos, que incorporan -en
cantidad variable según el nivel social del testador- una serie de cláusulas
habituales relativas a la liturgia post mortem, así como obligaciones de pagos
de donativos dirigidos a instituciones eclesiásticas y actos de caridad para
asistencia a necesitados. En su forma más plena, puede constatarse en los
testamentos de los miembros de las elites una práctica que adquirió su más
pleno desarrollo bajo el Antiguo Régimen: la fundación de capellanías, en
virtud de las cuales las rentas producidas por diversas explotaciones agrarias
u otras actividades se destinaban a perpetuidad a costear misas y oraciones por
la memoria del fenecido.
El escaso nivel de formación
de gran parte del bajo clero y el débil control episcopal favorecieron el
desarrollo de prácticas propias de una mentalidad mágica. Entre ellas, sin
entrar en el terreno de la brujería, figurarían los conjuros climáticos, a fin
de evitar el granizo o prolongar el buen tiempo. Tales ritos llegaron a estar
aceptados por las autoridades inquisitoriales y por los propios poderes
municipales, de modo que se solían contratar clérigos para tal labor, como
ocurría en el alto inicios del siglo XVI.
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1592-01-26 Ante
el escribano Domingo Aburuza, dos representantes de Berastegi (Martinez de Yartua y Juanes de Elusa) y otros
dos de Elduain (Sebastian
de Sarove eta Pedro de Sorreguieta)
firmaron un nuevo acuerdo. Así, Berastegi queda como
dueño de la mitad de la Ferrería de Olloquiegui y Elduain la otra
mitad.
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1687-09-11 *Sorregieta anaiek, Martin eta
Juan erretoreak alegia, Sorregieta etxeko premua sortzen dute. Elduaingoak. Sorregieta oinetxean sinatuta. Martin, Angela Etxeberriarekin ezkonduta dago. Sorregieta oinetxeko buruak dira. Erretoreak etxea guztiz zaharberritu
du. "hallandosse la dicha cassa de muy
antiguo edificio y amenaçando ruyna,
el dicho rector don Juan de Sorreguieta con el amor
de hijo de ella y hermano legitimo del dicho Martin, y con el desseo de su consservacion y
aumento y con comunicación, permiso y veneplacito de
los dichos Martin y su muger, ha reedificado de nuebo desde los çimientos la
dicha casa.”
Se decide fundar Mayorazgo
perpetuo de la Casa de Sorreguieta y todos sus pertenecidos
(o sea la indivisibilidad de sus propiedades): “Para en tal caso y no en otro, quieren
desde luego que quede por el oído y nombrado para primer sucesor del dicho
Mayorazgo el dicho Pedro de Sorreguieta, su hijo
varón mayor y en su falta de grado en grado, hijos y descendientes legítimos,
prefiriendo el varón a la hembra y el mayor al menor en falta de elección y
después el dicho Juanes de Sorreguieta, su hijo
segundo…”
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1998-1999
Anales de la Real
Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Vol. V